Abeba y la dureza de trabajar en el campo

Campesina de camino al mercado de Chencha (Etiopía)

Como cada mañana, con el pelo canoso recogido en un pañuelo, Abeba baja de las montañas y llega al mercado cargada con cajas y cestas llenas de zanahorias, tomates, pimientos, lechugas y otras verduras frescas. Una enorme explanada de hierba y barro es el escenario en el que se despliega el caótico mercado de Chencha, y donde se encuentran todos los campesinos de la región para comerciar y socializar. Uno llega con una cabra y espera volver con un saco de grano. Otro lleva una vaca que quiere vender por unas cuantas monedas que le ayuden a salir del paso. A escala mundial, se estima que aproximadamente el 43% de la fuerza laboral agrícola está compuesta por mujeres, aunque en los países en desarrollo la proporción es mucho mayor. En las zonas rurales del África Subsahariana, más del 90% de las mujeres trabajan en el sector agrícola, siendo las responsables de actividades como la siembra, el cultivo, la cosecha, la recolección y el procesamiento de alimentos, así como del cuidado del ganado. 

 En Asia y el África Subsahariana, las mujeres representan
entre el 60 y el 80% de la mano de obra agrícola
FAO Mujeres 

Una mujer trabajando en un trigal del Atlas (Marruecos)

A menudo, las trabajadoras agrícolas sufren limitaciones en el acceso a recursos productivos como las semillas, las herramientas o la tecnología, limitando su capacidad para mejorar la productividad y generar ingresos sostenibles. También sufren dificultades en el acceso a servicios como el crédito o la capacitación, y la mayoría no dispone de tierras propias debido a leyes de herencia discriminatorias y prácticas culturales arraigadas que favorecen a los hombres. En el África Subsahariana, las mujeres poseen menos del 20% de la tierra, aunque representan el 60% de la fuerza laboral agrícola. En la India sólo el 13% de las mujeres rurales tienen tierras, aunque la ley permite la herencia y la propiedad conjunta. 

 Menos del 15% de las tierras agrícolas del mundo son propiedad de mujeres
— ONU Mujeres

En ese contexto, las trabajadoras agrícolas de los países en desarrollo sufren condiciones laborales precarias, sin contratos ni seguridad social. En promedio, ganan hasta un 30% menos que los hombres por el mismo trabajo, aunque existe una marcada división en el trabajo. Las mujeres suelen estar involucradas en actividades de menor valor añadido y menos bien pagadas en comparación con los hombres. Incluso gran parte del trabajo agrícola de las mujeres no es remunerado, especialmente en el contexto de las pequeñas explotaciones familiares para el autoconsumo. Además, las trabajadoras soportan la carga adicional de las tareas domésticas y el cuidado de la familia, lo que dificulta su acceso a las oportunidades laborales formales. 

 En muchos países en desarrollo,
las mujeres realizan el 60% de las labores agrícolas no remuneradas
— ONU Mujeres


Regresando del campo (Sudán del Sur)

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