
Una mujer pasea en solitud por la Arena de Verona (Italia)
Una mujer pasea en silencio en la inmensidad de piedras de la Arena de Verona, como si buscara respuestas en el vacío. Según los estudios, las mujeres tienen una mayor incidencia de alteraciones mentales que los hombres. Siete de cada diez pacientes con trastornos de la alimentación, como la anorexia nerviosa o la bulimia, son mujeres, y las tasas de ansiedad son más elevadas, con una prevalencia del 4,6%, frente al 2,6% en hombres. Las mujeres también tienen mayores probabilidades de sufrir depresión. La predisposición a sufrir trastornos mentales puede atribuirse a factores biológicos u hormonales —como los experimentados durante el ciclo menstrual, el embarazo, el postparto o la menopausia—, pero en gran medida, también son fruto de las experiencias únicas y de las presiones sociales a las que se ven sometidas a lo largo de sus vidas.
“ La prevalencia global de depresión es del 5,1% en mujeres y del 3,6% en hombres
La depresión postparto afecta aproximadamente al 15% de las mujeres
— OMS

Mural de Williambsburg (Nueva York, EUA)
Los roles tradicionales de género, las expectativas sociales, la carga desproporcionada de responsabilidades familiares o las discriminaciones diversas son factores que contribuyen a la vulnerabilidad emocional de las mujeres. Las mujeres que sufren desigualdades como la pobreza o el desempleo tienen un riesgo elevado de sufrir problemas de salud mental añadidos debido al estrés financiero, la inseguridad alimentaria o la imposibilidad de acceder a los servicios de salud. En otros casos, las experiencias de violencia física, sexual o emocional también tienen un impacto profundo, ocasionando trastornos de estrés postraumático, ansiedad o depresión. Las niñas son más propensas que los niños a sufrir abusos sexuales, lo que está asociado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos mentales en la edad adulta.
“ El 35% de las mujeres en todo el mundo han experimentado violencia física o sexual
en algún momento de sus vidas
— OMS
Debido a estigmas culturales o a la falta de recursos económicos, en muchos lugares del mundo las mujeres sufren dificultades para acceder a servicios de salud mental. En algunos casos, las mujeres con trastornos mentales enfrentan una doble carga de estigmatización a causa de su género y de la enfermedad, lo que puede disuadirlas de buscar ayuda, con el consiguiente retraso en el diagnóstico y en la prescripción del tratamiento adecuado. Además, en muchos sitios del mundo, los servicios de salud son inexistentes o inadaptados a las necesidades específicas de género. Abordar estos desafíos requiere un enfoque multidimensional que reconozca y responda a las causas subyacentes de los problemas, elimine las barreras de acceso a la atención necesaria y promueva entornos de soporte culturalmente sensibles. Mejorar la salud mental de las mujeres no sólo supone un beneficio a título individual, sino que también fortalezca el bienestar emocional de las comunidades en su conjunto.


Una mujer en la cocina (Barcelona)
Una mujer en las escaleras (Sydney)