Una pincelada de historia

Familia herero de Opuwo (Namibia)

Desde la antigüedad hasta la era moderna, el papel de las mujeres en las comunidades ha experimentado transformaciones significativas, marcadas a menudo por las dinámicas de poder y las normas culturales propias de cada época. Un ejemplo entre muchos son las mujeres herero, un grupo étnico bantú que habita territorios de Angola, de Botsuana y sobre todo de Namibia, donde hay censados ​​aproximadamente unos 250.000. A diferencia de la mayoría de los bantúes, que son agricultores, los herero son tradicionalmente pastores. Sin embargo, durante el período colonial, algunos grupos fueron muy influenciados por la cultura occidental y desarrollaron una identidad completamente nueva. Las mujeres herero adoptaron los trajes hasta los tobillos que llevaban las misioneras y colonizadoras alemanas a finales del siglo XIX. La característica más particular del traje es su tocado con cuernos, el otjikaiva, que se lleva para homenajear a las vacas que históricamente han sustentado a la comunidad.


Monja en un monasterio de Maramures (Rumania)

La evolución de los derechos de las mujeres a lo largo de la historia ha sido un proceso complejo y frecuentemente tumultuoso, una lucha perseverante por la igualdad, el reconocimiento y la participación en la vida social, económica, política y cultural de sus comunidades. Ya en las primeras civilizaciones, las mujeres desempeñaban roles restringidos a los ámbitos del hogar y la maternidad, con un acceso limitado a la educación formal y poca participación en los asuntos públicos o económicos. En la Europa medieval, los conventos proporcionaban algunas de las pocas oportunidades para la educación y autonomía de las mujeres fuera del matrimonio. Las monjas tenían acceso a la educación y participaban ocasionalmente en algunas actividades culturales y religiosas. Pese a que unas pocas figuras femeninas brillaron en las artes o la política, las estructuras patriarcales que confinaban a las mujeres al ámbito doméstico se perpetuaron durante los siglos posteriores. No fue hasta el siglo XVIII, durante la Ilustración, cuando aparecieron nuevas ideas sobre la igualdad y los derechos humanos que cuestionaban los modelos patriarcales. 

 Las mujeres somos como las bolsitas de té,
no sabemos nuestra verdadera fuerza hasta que estamos en agua caliente
— Eleanor Roosevelt

El surgimiento del feminismo en el siglo XIX y su consolidación durante el siglo XX marcó un punto de inflexión crucial en la lucha por los derechos civiles y políticos de las mujeres, impulsando cambios en todo el mundo, sobre todo en los países occidentales. Las mujeres alcanzaron el derecho al voto, mejoraron su acceso a la educación superior e incrementaron su participación en la fuerza laboral. Hoy en día, están cada vez más presentes en posiciones de liderazgo político, empresarial, académico, científico o tecnológico, y siguen rompiendo barreras y desafiando estereotipos en todas las áreas de la sociedad. Movimientos como #MeToo han promovido cambios culturales y legislativos. Sin embargo, la brecha salarial de género, la baja representación política, la violencia doméstica o la discriminación en el puesto de trabajo son algunos de los problemas globales que reflejan desigualdades estructurales arraigadas que persisten y que requieren atención continua. Aunque se han logrado grandes avances, la lucha por la plena igualdad y el reconocimiento de los derechos de las mujeres es todavía una tarea pendiente de completar.



Eleanor Roosvelt con la Declaración Universal de los Drerechos Humanos
Monja en un monasterio de Maramures (Rumania)
Mujeres herero (Opuwo, Namibia)

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