
Comentarios inapropiados, proposiciones sexuales no deseadas, tocamientos no consentidos, insultos, burlas, amenazas, intimidación, exclusiones deliberadas, sabotaje del trabajo... El acoso laboral es un problema serio que se manifiesta de múltiples formas y crea un ambiente intimidante, humillante o degradante para muchas mujeres trabajadoras. Cuando, además, se produce en situaciones en las que existe una desigualdad de poder —como entre un jefe y una empleada—, puede acabar suponiendo un obstáculo infranqueable para el avance profesional o derivar en la asignación desproporcionada de tareas, además de dificultar la denuncia por parte de la víctima por miedo a quedarse sin trabajo.
“ Aproximadamente el 35% de las mujeres en el mundo
han experimentado algún tipo de acoso en el puesto de trabajo
— Organización Internacional del Trabajo

El acoso laboral causa un significativo deterioro en el bienestar emocional y la calidad de vida de las mujeres trabajadoras. Las mujeres sitiadas experimentan dificultades para concentrarse en el trabajo, una disminución de la productividad y un estancamiento de su carrera profesional a causa del ambiente laboral hostil. Más allá del entorno de trabajo, el acoso laboral puede afectar a las relaciones personales y sociales de las mujeres en el entorno familiar o social en general, generando sentimientos de aislamiento, vergüenza y desconfianza. Por otra parte, las mujeres que experimentan acoso laboral son más propensas a sufrir ansiedad, estrés, depresión, baja autoestima y problemas de salud mental.
“ El acoso laboral aumenta el riesgo de depresión en un 70%
— Organización Mundial de la Salud
Para combatir el acoso laboral, muchas organizaciones están implementando políticas y programas de prevención que incluyen capacitaciones obligatorias para los trabajadores, mecanismos de denuncia anónima o la creación de comités de ética laboral. Además, algunos países han fortalecido sus leyes y regulaciones para proteger a las trabajadoras y asegurar que se tomen las medidas adecuadas en casos de acoso. Sin embargo, en muchas ocasiones, la aplicación de estas leyes es débil. Las víctimas no reciben el apoyo necesario y muchas de ellas prefieren no denunciar los abusos por miedo a sufrir represalias o por falta de confianza en los sistemas de denuncia. Combatir estas actitudes requiere procedimientos efectivos y el compromiso firme de los empleadores, de los legisladores y de la sociedad en general, para crear entornos de trabajo seguros y respetuosos, garantizando que todas las mujeres puedan ejercer sus derechos laborales sin sufrir violencia alguna.
“ A escala mundial, el 60% de las grandes empresas han implementado
políticas y programas específicos para prevenir el acoso en el puesto de trabajo
— Catalyst
