Mujeres migrantes: futuros inciertos pero necesarios

Mujeres en un Tuk Tuk (Laos)

No hay vuelta atrás. El vehículo gime en cada bache del camino, y los gemidos se mezclan con los recuerdos de los pasajeros. Detrás quedan los rostros familiares; delante, un futuro incierto. Las mujeres y las niñas constituyen una parte significativa de las poblaciones desplazadas en todo el mundo debido a la pobreza, los desastres naturales, los conflictos armados, la violencia de género o la falta de oportunidades en sus lugares de origen. Durante el periplo, a menudo se ven obligadas a superar obstáculos adicionales para acceder a la asistencia humanitaria o a las redes de protección necesarias, lo que convierte el viaje en un riesgo. Una vez en la comunidad de acogida, lejos de estabilizar su situación, sufren dificultades añadidas para acceder a la atención médica adecuada o al apoyo psicológico para sobreponerse a los traumas del desplazamiento. Según los estudios, las mujeres inmigrantes tienen mayores tasas de problemas de salud mental debido al estrés relacionado con la separación de sus familias, la discriminación, la falta de oportunidades o las situaciones de sufrimiento y vulnerabilidad. 

 El 35% de las mujeres inmigrantes reportan altos niveles de estrés y ansiedad,
en comparación con el 20% de las mujeres nacidas en el país de acogida
— Mental Health Foundation

Autobús de Dakar (Senegal)

En las comunidades de acogida, las mujeres migrantes son una fuerza laboral imprescindible en sectores como la atención de las personas mayores, la limpieza o la hostelería, pero, por lo general, las dificultades en el ámbito laboral son máximas. Las niñas y mujeres jóvenes tienen menos acceso a la educación en comparación con las contrapartes masculinas o la población local y, con frecuencia, sufren dificultades para el reconocimiento de sus títulos y credenciales académicas. Debido a su estatus migratorio irregular, muchas de ellas no tienen acceso a derechos laborales básicos, y su tasa de paro es significativamente más alta que la de los hombres inmigrantes. En la Unión Europea, el desempleo entre mujeres inmigrantes es un 10% mayor que el de los hombres. 

 Las mujeres inmigrantes ganan un 30% menos que las mujeres nacidas en el país de acogida
Organización Internacional del Trabajo

Ocasionalmente, las inmigrantes juegan un importante papel para la cohesión social y la promoción de la diversidad cultural en la sociedad. Sin embargo, por norma general, no disponen de acceso a las redes de apoyo necesarias y están menos integradas en actividades comunitarias y organizaciones cívicas a causa de barreras lingüísticas, culturales o de género, entre otros factores. Varios estudios concluyen que el 40% de las mujeres inmigrantes se sienten excluidas de la vida social y cultural en los países de acogida.

 En los países europeos, sólo el 25% de las mujeres inmigrantes participan en actividades comunitarias, frente al 45% de las mujeres nacidas en el país 
EU Agency for Fonamental Rights 

Abordar los desafíos específicos que enfrentan a las mujeres y las niñas migrantes implica no sólo proteger sus derechos fundamentales, sino también empoderarlas para que puedan contribuir de forma solidaria y segura al desarrollo de las sociedades de acogida o, incluso, retornar a sus sitios de origen. En el marco de los derechos humanos, es necesario implementar políticas y programas que fortalezcan la protección legal de estas mujeres, consolidando su situación económica y social mediante el acceso a la educación y a unas oportunidades laborales dignas. 



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