
Familia de Shakawe labrando los campos (Botsuana)
En un rincón perdido de la vasta sabana africana, bajo el cielo azul y el sol intenso, la familia Nelumbu trabaja diligentemente la tierra roja. Dos bueyes robustos y de piel oscura tiran, con una fuerza descomunal, de un viejo arado de madera. El sonido del arado hundiéndose en la tierra se entrelaza con el resoplido de los animales que, pese al cansancio, no dejan de avanzar. La familia trabaja toda ella: el padre y los hijos guían los bueyes con habilidad, mientras la madre camina justo detrás del arado, sembrando semillas en los surcos recién formados. En algunos contextos persisten normas culturales tradicionales que limitan las oportunidades de las mujeres. En las áreas rurales de países en desarrollo, las mujeres dedican hasta cinco veces más tiempo que los hombres a las tareas domésticas y a realizar trabajos no remunerados, lo que limita su disponibilidad para el trabajo formal o para la educación.
“ En algunas regiones rurales, las mujeres dedican hasta 14 horas diarias
a tareas domésticas y agrícolas
– FAO
La conciliación entre maternidad y trabajo ha experimentado una evolución significativa a nivel global, aunque existen notables diferencias entre los países desarrollados y los más desfavorecidos. En muchos países en desarrollo, especialmente en áreas rurales, las políticas de licencia de maternidad y paternidad son insuficientes o inexistentes. Sólo el 28% de los países en desarrollo ofrecen algún tipo de licencia de maternidad remunerada, y menos del 5% de las mujeres tienen acceso a servicios de atención infantil como escuelas o guarderías, lo que obliga a muchas madres a depender de familiares o llevar a los sus hijos al trabajo. La falta de políticas de apoyo a la maternidad limita severamente las oportunidades y la participación de muchas de estas mujeres en el mercado laboral, afectando inevitablemente a su capacidad de desarrollo y crecimiento personal.

Madre e hijo en los arrozales de la Casamance (Senegal)

