Luz y las trabajadoras invisibles

Trabajadora del hogar (Barcelona)

Luz, con las manos endurecidas por el trabajo y los detergentes, limpia una cocina que no es la suya. Cada rincón brilla con su esfuerzo silencioso, sólo alterado por las risas de los hijos de la casa que juegan en la habitación de al lado. Por suerte, el reloj de la pared avanza con lentitud, porque todavía queda un montón de ropa por planchar. En las últimas décadas, en los países desarrollados, las trabajadoras del hogar han experimentado una evolución importante de su situación en términos de dignidad y reconocimiento de sus derechos. Esto incluye la aprobación de leyes que les garantizan un salario justo, unas horas de trabajo reguladas y el acceso a la seguridad social. Las organizaciones y movimientos civiles han tenido un papel fundamental en esta lucha, abogando por la ratificación de convenios internacionales, como el Convenio 189 sobre Trabajo Decente para las Trabajadoras y Trabajadores Domésticos. Pese a los avances, los obstáculos no se han superado por completo.
 A escala mundial, hay unos 67 millones de trabajadores del hogar.
Las mujeres representan el 90% del total de trabajadores en este sector
Organización Internacional del Trabajo

Manifestación de trabajadoras domésticas (RTVE)

Muchas trabajadoras del hogar sufren condiciones laborales precarias, incluyendo bajos salarios, largas jornadas laborales sin los descansos adecuados o la falta de contratos formales que las deja desprotegidas ante enfermedades, accidentes laborales, maternidad, jubilación o despido injustificado . Además, debido a la naturaleza privada del trabajo, son especialmente vulnerables al abuso, explotación y acoso por parte de sus empleadores. En muchos casos, esta situación se agrava por la carencia de protecciones legales efectivas y mecanismos de denuncia accesibles. 

 El 20% de las trabajadoras del hogar no tienen contrato de trabajo escrito
y el 50% no tienen acceso a la seguridad social
Organización Internacional del Trabajo

En Europa se estima que existen alrededor de tres millones de trabajadoras del hogar. Gracias a la existencia de leyes laborales robustas, los salarios son mayores y las condiciones son mejores que en otras regiones del mundo. Sin embargo, también sufren discriminaciones e irregularidades significativas, incluyendo la falta de protección social y de reconocimiento por su trabajo, en muchos casos invisibilizado. El futuro del colectivo depende del pleno reconocimiento de sus derechos como trabajadoras, eliminando las desigualdades estructurales, promoviendo políticas inclusivas y garantizando que todas, sin excepción, puedan gozar de condiciones laborales dignas y justas, sin sufrir explotación ni discriminaciones. 


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