Las abuelas: entre el reto y la oportunidad

Àbuela y nieto (Ucrania)

La abuela se sienta en la cama, y ​​sobre las sábanas vierte un cajón de cartas y fotografías antiguas. Al lado, su nieto remueve y observa los objetos con curiosidad. —Este era tu abuelo—, le dice ella, mostrándole una foto medio desvanecida. Y juntos ordenan los recuerdos, mientras el niño hace preguntas y la abuela revive historias de otros tiempos. La población está envejeciendo progresivamente en todo el mundo, y las mujeres -que tienen una esperanza de vida mayor que la de los hombres- constituyen una proporción significativa de la gente de edad avanzada. Las mujeres de más de sesenta años representan el 13,8% de la población mundial, y a diario se enfrentan a obstáculos específicos en ámbitos como la salud, las condiciones económicas o la participación en la vida comunitaria, que dificultan su calidad de vida.

 A escala mundial,la esperanza de vida es de 75,6 años para las mujeres,
y de 70,8 años para los hombres
OMS

La abuela y los huevos (Ucrania)

Según los estudios, el 35% de las mujeres mayores de sesenta y cinco años viven con al menos una enfermedad crónica, incluyendo enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la artritis o los trastornos neurológicos. Dos tercios de personas con Alzheimer son mujeres. Las mujeres mayores también son propensas a sufrir problemas de salud mental. El 12% de las mujeres mayores de sesenta años sufren depresión, frente al 7% en hombres de la misma edad. Dado que viven más años que los hombres, la soledad y el aislamiento social son problemas comunes, lo que afecta negativamente a su bienestar emocional. Además, pueden ser víctimas de violencia de género. Varios estudios indican que una de cada diez mujeres de edad avanzada experimentan algún tipo de abuso, sea físico, emocional o financiero. 

 El 20% de las mujeres mayores de 60 años viven solas
en comparación con el 10% de los hombres
— ONU Mujeres

Casi cuatro de cada diez mujeres mayores viven en situación de pobreza, y su subsistencia depende del apoyo familiar, especialmente en países en los que los sistemas de seguridad social son limitados. A lo largo de sus vidas, las mujeres suelen haber sufrido desigualdades económicas y laborales que tienen incidencia durante la vejez, como no disponer de patrimonio o recibir pensiones más bajas que los hombres. En los países emergentes, sólo el 26% de las mujeres mayores recibe algún tipo de pensión. Además, sufren limitaciones físicas y barreras arquitectónicas que dificultan su independencia y autonomía, especialmente en áreas rurales o comunidades marginadas, donde la infraestructura y los recursos son limitados. En este contexto, es esencial implementar estrategias que reconozcan las necesidades específicas de las mujeres mayores, y que velen por la salud, el bienestar y la participación activa de este colectivo en la sociedad. 


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